¿Nuevo Rol
docente? Qué modelo de formación, para qué modelo educativo
Rosa
María Torres
Con
el término docentes nos referimos aquí a los educadores que trabajan en
el sistema escolar. Al hablar de su formación incluimos tanto a educadores de
aula como a directores y supervisores, entendiendo la importancia de articular
estos tres estamentos y de hacerlo en el marco de nociones de equipo
escolar, desarrollo profesional y gestión escolar que integren, para
todos ellos, tanto la dimensión administrativa como la curricular y pedagógica.
Abordamos la cuestión de la formación docente dentro del concepto de aprendizaje
permanente, es decir, entendiendo que los saberes y competencias docentes
son resultado no sólo de su formación profesional sino de aprendizajes
realizados a lo largo y ancho de la vida, dentro y fuera de la escuela, y en el
ejercicio mismo de la docencia.
La
necesidad de un nuevo rol docente ocupa un lugar destacado en la
retórica educativa actual, sobre todo de cara a este nuevo siglo y a la
construcción de una nueva educación. El perfil y el rol pre-figurado de
este “nuevo docente” ha terminado por configurar un largo listado de
“competencias deseadas”, en el que confluyen hoy, contradictoriamente,
postulados inspirados en la retórica del capital humano y los enfoques
eficientistas de la educación, y postulados largamente acuñados por las
corrientes progresistas, la pedagogía crítica y los movimientos de renovación
educativa, y que hoy han pasado a formar parte de la retórica de la reforma
educativa mundial.
Así,
el “docente deseado” o el “docente eficaz” es caracterizado como un sujeto
polivalente, profesional competente, agente de cambio,
practicante reflexivo, profesor investigador, intelectual crítico
e intelectual transformador (Barth, 1990; Delors y otros, 1996;
Hargreaves, 1994; Gimeno, 1992; Jung, 1994; OCDE, 1991; Schon, 1992; UNESCO,
1990, 1998) que:
*domina
los saberes -contenidos y pedagogías- propios de su ámbito de enseñanza;
*provoca
y facilita aprendizajes, asumiendo su misión no en términos de enseñar sino
de lograr que los alumnos aprendan;
*interpreta
y aplica un currículo, y tiene capacidad para recrearlo y construirlo a fin de
responder a las especificidades locales;
*ejerce
su criterio profesional para discernir y seleccionar los contenidos y
pedagogías más adecuados a cada contexto y a cada grupo;
*comprende
la cultura y la realidad locales, y desarrolla una educación bilingüe e
intercultural en contextos bi- y plurilingües;
*desarrolla
una pedagogía activa, basada en el diálogo, la vinculación teoríapráctica, la
interdisciplinariedad, la diversidad, el trabajo en equipo;
*participa,
junto con sus colegas, en la elaboración de un proyecto educativo para su
establecimiento escolar, contribuyendo a perfilar una visión y una misión
institucional, y a crear un clima de cooperación y una cultura democrática en
el interior de la escuela;
*trabaja
y aprende en equipo, transitando de la formación individual y fuera de la
escuela a la formación del equipo escolar y en la propia escuela;
*investiga,
como modo y actitud permanente de aprendizaje, y a fin de buscar, seleccionar y
proveerse autónomamente la información requerida para su desempeño como
docente;
*toma
iniciativas en la puesta en marcha y desarrollo de ideas y proyectos
innovadores, capaces de ser sostenidos, irradiarse e institucionalizarse;
*reflexiona
críticamente sobre su papel y su práctica pedagógica, la sistematiza y comparte
en espacios de inter-aprendizaje;
*asume
un compromiso ético de coherencia entre lo que predica y lo que hace, buscando
ser ejemplo para los alumnos en todos los órdenes;
*detecta
oportunamente problemas (sociales, afectivos, de salud, de aprendizaje) entre
sus alumnos, derivándolos a quien corresponde o buscando las soluciones en cada
caso;
*desarrolla
y ayuda a sus alumnos a desarrollar los conocimientos, valores y habilidades
necesarios para aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos,
y aprender a ser (los “cuatro pilares” de la educación, propuestos en el
Informe Delors, 1996);
*desarrolla
y ayuda a sus alumnos a desarrollar cualidades consideradas indispensables para
el futuro tales como creatividad, receptividad al cambio y la innovación,
versatilidad en el conocimiento, anticipación y adaptabilidad a situaciones
cambiantes, capacidad de discernimiento, actitud crítica, identificación y
solución de problemas;
*impulsa
actividades educativas más allá de la institución escolar, incorporando a los
que no están, recuperando a los que se han ido, y atendiendo las necesidades de
los padres de familia y la comunidad como un todo;
*se
acepta como “aprendiz permanente” y se transforma en “líder del aprendizaje”,
manteniéndose actualizado en sus disciplinas y atento a disciplinas nuevas;
*se abre a la
incorporación y al manejo de las nuevas tecnologías tanto para fines e
enseñanza en el aula y fuera de ella como para su propio aprendizaje ermanente;
*se
informa regularmente a través de los medios de comunicación y otras fuentes de
conocimiento a fin de acceder a otras la comprensión de los grandes temas y
problemas del mundo contemporáneo;
*prepara
a sus alumnos para seleccionar y utilizar críticamente la información
proporcionada por los medios de comunicación de masas y a través de Internet;
*es
percibido por los alumnos a la vez como un amigo y un modelo, alguien que les
escucha
y les ayuda a desarrollarse (UNESCO, 1996);
*propicia
nuevas y más significativas formas de participación de los padres de familia y
la comunidad en la vida de la escuela;
*está
atento y es sensible a los problemas de la comunidad, y se compromete con el
desarrollo local;
*responde
a las expectativas familiares y sociales en torno a los resultados
educacionales, a la necesidad social de un acceso más amplio a la educación y a
las
presiones en pro de una participación más democrática en las escuelas (OCDE,
1991);
*rinde
cuentas de sus acciones y resultados a sus superiores dentro de la jerarquía
escolar,
así como a los padres de familia, y la comunidad;
*está
abierto y receptivo a la evaluación permanente, la propia y la de sus alumnos
o
supervisados, a través de las cuales es juzgado y premiado/castigado en
términos de remuneración y carrera profesional, sobre todo por la vía de
incentivos a su desempeño.
En
este caso, el listado de perfiles y competencias docentes deseables por sí
mismo no dice nada respecto de qué clase de formación y qué condiciones de
trabajo docente son necesarias para lograr el aprendizaje y uso efectivo de
tales perfiles y competencias. La propia definición y construcción del “docente
deseado” y la “escuela deseada” continúan siendo tarea abierta y desafío de
cada país y cada comunidad concreta.
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